sábado, 28 de noviembre de 2009

El síndrome de Marilyn

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Desde que la reina mala de Blancanieves pasó por el trance diario de enfrentarse a un espejo, muchas mujeres, a lo largo de la historia, han hecho de ese trance su agónica rutina. Algunas toman decisiones drásticas apenas la primera arruga se les revela; la que no se hace adicta al bisturí, invierte una fortuna en antidepresivos. Sólo las más osadas se quitan la vida, dejando claras su preferencias:
- Antes muerta que vieja, o Mejor sin vida que sin belleza.
En 1962 la mujer más deseada del mundo se apartó de la vista de todos a prueba de barbitúricos. Puede que no soportara el hecho de pasar a un segundo plano, de tener que ceder su corona de diva en el gran certamen internacional.
Ella dejó la realidad y optó por el mito.
A la orden del día, en todas las mesas, se debate ardorosamente sobre los derechos de la mujer. Sobre sus deberes no se enciende la mínima chispa. Pero el deber de estar bella continúa pesando como un muerto y nos atrofia los pies con que torpemente avanzamos.
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miércoles, 25 de noviembre de 2009

La verdadera historia de Babel

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Que la torre alumbraría el ocaso de la comunicación humana venía anunciándose desde hace tiempo.

El Político que ordenó construirla estaba, de hecho, lleno de redundancias, duplicante reiteraba su insistencia:

- Lo vuelvo a repetir, estará acabada para la procesión de marzo -. Solía decir.

Y se volvía como el ajo.

- Desde el punto de vista democrático, la mitad de sus palabras sobraban y en la otra mitad gobernaba la mentira-. Opinaba, como yo, la primera persona del Vecino que siempre hablaba en singular.

El Arquitecto encargado de diseñar la torre era incapaz de acabar las frases, si, vacilaba, vacilaba siempre, en el abismo… de las preposiciones, y una conjunción bastaba para distraerle los finales y… y eso.

Ante tal desmán de verbalidades un Profeta

que hubiera sido poeta

si no fuera por sus rimas de trompeta,

iba sembrando gerundios e hipótesis de cataclismo con el dardo de su subjuntivo.

(El Albañil no más se quedó mudo).

Y el sumario declaró culpable a la torre de agramaticalidad involuntaria.

- Era incorrecto y nosotros sin saberlo - afirmaron todos.

A lo que el juez respondió- Hay que conocer la norma aunque sea para quebrantarla.

Del juicio se hicieron eco los titulares de los periódicos con tilde diacrónica. Y fue así que surgió y se difundió la incomunicación humana verdadera, que es cuando no se entienden dos personas que hablan en el mismo idioma.

-Yo lo ví con mis propios ojos - dije yo con mi propia boca.

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miércoles, 4 de noviembre de 2009

La caja de Pandemia

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Con el dinero de la lotería quiero:

Fundar una ciudad con mi nombre,

salvar de la miseria a un pobre

cediéndole un 2% de mi dinero.

Abrir la caja de los males de la gripe

e invertir en farmacia reparadora,

que el comercio consiente a Pandora

lo que la ética no le permite.

Que donde manda comandante

no manda marinero.

Cuando autoriza el dinero,

la democracia nos miente.
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Breve historia de La Radio

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Nació en la década de los veinte, pero la historia de su concepción es una suerte de delirio de físicos, y de concesiones del Premio Nobel. El honor de la primera emisión en directo recae en Argentina y en Wagner, cuando la Panafalia colmaba oídos en el Coliseo de Buenos Aires, y viajaron los acordes al otro margen del Atlántico. Las ondas de la radio habitaron, poco a poco el planisferio, y hacían resonar perdidos los ecos, del grito tardío de socorro y sin remedio del telégrafo del Titanic. En España, un poquito más tarde, brotó la primera emisora: Radio Ibérica fue un grupo de frikis, que pasaban el rato fabricando aparatos de radio. Era costumbre española durante la República ir a los casinos y a los bares a comentar las apariciones de los políticos. Y por aquel entonces, el primer concurso de la radio concedió un premio de doscientas pesetas al acertante del título de un cuplé. Ya en la Guerra cada bando hizo suyas las estaciones de radio, difundiendo la esperanza de sus ideales, y de paso el miedo a las ideas de sus rivales. También reservaron un espacio entre sermón y discurso, a la búsqueda de parientes desaparecidos. Todo un detalle. Hubo unas pocas emisoras musicales que no fueron devoradas por la política. Y fue así que en los compases de la espera del fuego enemigo, apostados en las trincheras, los combatientes hallaron la evasión del dolor. Y hallaron los hogares españoles, la melodía de la esperanza. La guerra se fue apagando poco a poco, con sus vencedores y vencidos, y rodaba el éxito de la telegrafía sin hilos, cuando por fin llegó a España, tardanero como siempre, el aparatito mágico. Simplificador de ondas para consumo propio, caprichoso y ostentoso a partes iguales, no cayó muy bien la novedad en un país que estaba hambriento de pan, donde no había campo sin tractor, ni hortera sin transistor. Hambriento de pan y hambriento de libertad estaba el pueblo español, y al calor de la insurrección llegaba el clamor de la Radio Pirenaica, emisora clandestina del partido comunista cuyas leyendas situaban en la frontera de Huesca con Francia y cuya procedencia real estaba un poquito más lejos, allá por Moscú. Su discurso en la postguerra se opuso a la emisora financiada por la CIA, legal según el Ministerio de Guerra: la que colmaba la frecuencia de anticonceptivos comunistas, para gusto del Dictador, se llamaba Radio Liberty, con toda osadía. Y se hizo la Tele. Y ni el último demente creyó en la salvación de la radio,¿Por qué iban a existir juntos dos medios con el mismo fin? Si el tren hizo desaparecer la diligencia, el televisor haría lo propio con la radio. Pero ella no desapareció, y en la contienda de medios por el control ideológico, sigue hoy en día a pie de combate. Será que la tele se ha especializado demasiado en lavarnos el cerebro, y de vez en cuando a los seres humanos nos gusta descansar de no pensar. .
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miércoles, 23 de septiembre de 2009

La estraperlista y el policía.

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En casa de los Gutiérrez, mucho antes que comenzara en este país el debate sobre la memoria histórica, ya conocían la importancia de rescatar el pasado como una lección para el presente.

Y así, cada vez que se disponía el pan sobre la mesa, la abuela Feliciana relataba historias de guerra, que los Gutiérrez anteponían a las noticias del televisor.

- Este pan es bien distinto al que se comía en aquellos tiempos.. -

La voz de Feli bastaba para que todos abrieran sus orejas al calor de la palabra humana:

Cierto que en aquellos tiempos se comía pan de altramuz, un pan tan seco que servía a los chavales del barrio como metralla. Con los escaparates de las tiendas vacíos, la gente se moría de hambre, y la cartilla de racionamiento no daba para tanto: 1kg de pan, un poco de aceite y una bolsa de patatas.

Con todo y con eso, en tiempos en que los tenderos vendían a fiado a sus clientes, existieron personas que hicieron patrimonio.

La abuela Feli fue una de ellas.

Ama de casa de Barcelona, - como mucha otra gente en la postguerra - comerciaba con el pan de las familias. Cogía el tren muy de mañana, a veces iba a por arroz a los pueblos de Valencia y otras a por aceite a los de Andalucía. En los pueblos no se pasaba tanta hambre como en las ciudades, el hombre hallaba el refugio del campo contra la famélica guerra.

Feli era comerciante de alimentos, lo que entonces era motivo de arresto y cárcel. El gobierno franquista habituaba a contratar policías para que los persiguiesen en las estaciones de trenes. Pero Feli era veterana en el oficio y se las sabía todas. No obstante había aprendido las mañas de su marido, quien murió decapitado. Este subió al techo del ferrocarril escapando de un agente, con la mala suerte que un puente se aproximaba.

- Se daban mayor índice de muertes en nuestro oficio que en el de torero- solía repetir la abuela con la sonrisa victoriosa de los sobrevivientes -.

De su marido aprendió a distinguir la calidad del aceite según su acidez y el arte del soborno. Feli pagaba en condimento a los guardias, quienes hacían la vista gorda cuando ella subía al tren cargada de bultos.

Una vez allí, debía esconder la mercancía en los sitios más insospechados: papeleras, bajo los asideros y hasta en el tejado de la locomotora. No fuera que en alguna parte de la odisea un policía le requisase los alimentos.

Una tarde, en el trayecto Albacete-Barcelona, el agente Joan sorprendió a Feli disimulando un saco a rebosar de garrofas, (que aunque estreñían eran muy codiciadas, por baratas y saciantes).

El agente no tenía intención de consentir unas legumbres ilícitas. Se la llevaría a la cárcel, a menos que ella accediese a sofocar sus ardores sexuales.

Desde aquel día Feliciana no tuvo inconvenientes con el estraperlo. Cada semana el agente Joan subía al convoy buscando consuelo a sus soledades, y lo encontraba en aquella muchacha de ojos almendrados, dispuesta a lo que fuera por preservar su negocio.

Dispuesta incluso a enamorarse.

Así pasaron muchas tardes, entre el zarandeo de los vagones, disputándose la fatiga del ardor mundano con las penas del chantaje.

- Cuando aminoraba la marcha era señal de que el tren se aproximaba a Barcelona- Apuntaba la abuela.

Entonces los comerciantes reunían su mercancía y la lanzaban fuera del tren, rodando por la ladera. Escondidos en los montes, los familiares recogían los bultos con los comestibles, que eran vendidos esa misma tarde en la ciudad, diez veces más caro.

Así funcionaba el negocio. Y así fue ganándose Feli la vida.

Pero con el paso de los días, Joan fue sintiéndose cada vez más inquieto. Algo fuerte lo desazonaba. Le turbaba los pasos de guardia la sombra de la apetencia.

Aquellos roces furtivos habían predispuesto en Joan un anhelo mayor:

- Vente a vivir conmigo. No te faltará de nada. Soy funcionario -

Ella entendió que había llegado la hora de dejarlo.

- ¿por qué no fuiste a vivir con él si le querías? - Interrumpe uno de los nietos.

Y ella con la importancia de la tercera persona:

- Mira chico.. en tiempos de posguerra y hambre la abuela era capaz de entregarle su cuerpo a un guardia… ¡o de venderle el alma al mismísimo diablo! pero nunca nunca le habría entregado sus ideales a un funcionario del estado...-

Su historia de amor, de amor verdadero, finalizó su viaje a la vez que aquel ferrocarril – cargadito de besos maldados - arribaba a su destino.

La estraperlista no fue a prisión aunque llegó a Barcelona sin su mercancía, intervenida por el agente Joan, que no le intervino la libertad, primero porque no pudo y después porque no quiso.

Sus nietos todavía no lo saben, lo sabrán cuando la vida los precipite al abismo de las pasiones, pero el relato de la abuela les ayudará a sacarse el vértigo con un tirón de alas.

Mientras tanto, lejos de las palabras de Feli, pero en la misma estancia, en el televisor al que los Gutiérrez no atienden, están emitiendo gran hermano.

Los niños de los Gutiérrez son niños afortunados. Gozan la fortuna de valores, de vida que llama a la memoria.

De la memoria viva que llama.

De la llama viva de la memoria.

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lunes, 24 de agosto de 2009

La ciudad bajo sospecha.

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Esta ciudad está bajo sospecha

de convertir a los amantes

en estatuas de lluvia.

(De no tenerte a tí espantosamente cerca)

Filóloga no soy o si lo soy no lo sé,

pero intuyo que sus deudas geográficas

me las cobra con capricho en gramática:

donde "estar contigo" es insólito vocablo

en el que apenas incurre mi lengua.
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domingo, 23 de agosto de 2009

El viaje semanal de Viriato

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Hace tiempo que Viriato tiene por costumbre viajar a la Luna de Londres cada domingo de la semana. Para ello atraviesa por los innumerables puentes, sean de piedra, lingote o guijarro, a paso circense de guardia real, mientras invoca a Agostinho da Silva y enumera los nombres de la dinastía británica en escrupuloso orden de irreverencia.  Esta peregrinación semanal la tiene que hacer Viriato para solventar sus problemas de estima con la ciudad. Desde que llegó a ella con empeños de riqueza -hace ya más de cuatro décadas-, pasea por la urbe encogido de huesos, a cuestas y enzarzado con la inevitable pregunta:
¿Qué restó aquí de humano?   Viriato podría ser yo y podría ser cualquiera, siempre de noche rodea el río, siempre el río lo espera, escuchando la rima que la lluvia le sonsaca al asfalto cuando precipita sobre él con alevosía.
-Que la gota no colme el vaso– se apacigua –y que mi sangre nunca llegue al río– desespera. 
El viaje a la luna de Londres es una impotencia en el acto y una celebración de nubes. Pero Viriato, yaciturno compulsivo y soñador insomne, sencillamente arriba a la orilla - entre muelle y muelle y sobre el empedrado-, y en los días de fortuna y ventisca puede contemplar al astro selenita en su espejo de agua. Sólo entonces allí plantado, rememora el tornasolado de luna en las noches de fresca de la costa lusa -cuando las horas se iban en beber vino dulce y juegos de cartas-, tuerce el gesto con dolor y descarga su amargura de raíces en llanto de fados, acompañado de su bandurra.  Londres, valle de lágrimas, está llena de fados, y de cualquier canto de hombre: llámense ragas, tarantelas o tangos. Porque en la poética del dolor Londres reina, y gobierna en la ribera del Támesis la pena del desterrado.
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domingo, 16 de agosto de 2009

Portobello Road,

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Se venden: - Piedra de alumbre para después del afeitado. - Esquís de madera de origen alpino con fijaciones de hierro. - O telescopios por donde mirarle a los astros debajo de la falda. Eso es Portobello, una sola rambla en la barahúnda de trastos viejos, donde al sol le da tiempo a esconderse antes que nadie la atraviese entera. De lo flamante a lo obsoleto por una mágica arteria, como si de un desfiladero del tiempo se tratara, se manifiestan los destellos de luz en las vasijas trasnochadas. No hay vestigio de comida china, hindú o mexicana, ello da rienda suelta al etnocentrismo inglés y como mucho a alguna extrañeza en modo de paella valenciana. Nada que ver con su frenética rival. Para conseguir un remanso de paz en Camden es necesario tenderse allá de los turistas, al margen del canal, acompañado de lo más insólito dentro de lo exótico: unos churros con chocolate. Los mercadillos de Londres son un señuelo para la gran feria londinense. Unos vamos por la atmósfera, otros por el bullicio y casi todos, a media voz confesado, por los comestibles. Fotografiarse con una antología de botas excéntricas de agua, comprarle a papá una camiseta con un eslogan obsceno y desaprensivo, o ver punkis con crestas de pelo hasta la bóveda celeste, ha convertido a los mercadillos de Londres en un modo más de solazar la tarde del domingo en familia. Harto distinto a aquel mercado al que me llevaba de pequeña mi madre donde sólo se vendían calzones color carne y bufandas de lana. Wellcome to the World Trade Fair.
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viernes, 3 de julio de 2009

De Completamente Londres b)

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Las hectáreas de césped, aún en esta época más bien amarillenta del año, la delatan como la ciudad más verde de Europa. Londres luce esta proclama, orgullosa, en todas las guías de viaje, también en la mía. Algo cuanto menos singular, cuando plantado en mitad de las aceras, el viajero advierte una jauría de coches imitando manadas de lobos por la alameda de asfalto. La capital británica engulle todo lo que uno quiera darle, como una boca de depuración, tritura sobre todo la paciencia. Una imagina lo que necesita Londres para sobrevivir un día, para ser completamente Londres, y tener sus escaparates henchidos de promesas: - miles de propuestas para comer, ver, comprar, tirar,.. ¡en un sólo día! La ciudad más verde de Europa es, honradamente, una gran chimenea. Su gran boca de humo la conforman todos los souvenirs que jamás rebasarán la frontera, las viandas (siempre exóticas) que no se ingestarán, y en fin, todo lo producido que ciertamente era innecesario. Londres es, ante todo, legitimación de un sistema económico. Contaminante y tentador a partes iguales, se revela como una gran bombilla rutilante a la que el turista escasamente se resiste. He pecado, lo confieso. Como el resto de polillas, también he quedado atrapada en la luz cegadora de Londres. Supongo que es interesante para la dignidad de la persona liberarse de ella, aguzar el criterio y hacer lo posible por aborrecerla. Recomiendo vivir en la ciudad un tiempo, el amor deja de ser platónico cuando día a día se ven las arrugas en la novia. Sólo entonces se es libre de amarla, repudiarla o maquillarla valiéndose de la gran oferta de ungüentos disponibles en la zona.  Por más que insista mi guía de viajes, yo sé que Londres no es la ciudad más verde de europa (inasequible en sí misma) pero, ¿adivinan qué?
I don't dislike it.
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lunes, 18 de mayo de 2009

1968

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En ese año Serrat dejaba a un mundo – entre inquieto y desazonado – una linda canción que sabe a libertad esproncediana, trocando al pirata en titiritero. ("El titiritero" J.M. Serrat)
http://www.youtube.com/watch?v=Gxlnfs_VQXk

Contexto:

 Fue concebido como todos
A los pies del olivo del olvido
del año precedente.
 Un tañido de campanas
 en las plazas mayores de los municipios
 anunció la historia (matasuegras, serpentinas y confetis)
de este año legendario
 que empezó como un otro cualquiera.

. Abril
 Se lloró, en el mes de las lluvias,
el duelo más frecuentado
después que una bala atravesara las mejillas
de un ministro que no era político.
 "Have a dream.." le costó la vida y el mito.
 Mártir Luther King
 [Y un monumento en Dallas]

 Agosto
 Entretanto se apagaba una leyenda
la costa gallega gestaba otra
 mucho antes de absurdos litigios
 sobre lo moral de la eutanasia.

 Con la mala fortuna de los impacientes
 Ramón Sampedro se dejaba ir
 (el cuerpo y el alma) en un cantil
 de las rías baixas.
 Se impulsó hacia el mar
con sus dos piernas jóvenes
 mientras la resaca se le llevaba el agua.
El mar jugó con él al “tú la llevas”
 como todos los borrachos juegan:
 sin definir las reglas.

 Marzo
 Las reglas de las residencias femeninas,
estaban más sobrias y nítidas
que el aguadel Sena
 a su paso por París:
 "No se permiten hombres ni perros"
 Y los estudiantes gabachos
 (franceses de Francia)
 nigromantes del romanticismo en vena
 y primeros en desvirgarse
- como todo español pena y conoce –.
 comenzaron rebelándose por completo al veto
 del plácido y vetusto arte
de la cópula o el apareamiento,
 sin sospechar que en apenas dos meses
esos lamentos hormonales
alumbrarían el grito mayor
 contra El Sistema de (im)propiedades.

 Mayo
 Si queda alguien sin hacerle un verso
 que abra un blog y lo escriba.

 Octubre
 Que venga y me escriba también,
 si lo sabe,
 por qué en una plaza llamada de las tres culturas,
 se aliaron en vez dos ignorancias,
 la que engendra el miedo
 y la que el miedo provoca,
 cuando a la poli mejicana toca
 jugar al tiro al plato granadero
 con un menú de estudiantes.
 Perpetrando en la noche de Tlatelolco
 tras los juegos olímpicos la más abominable
 y atroz carrera de fondo .

 Febrero y Diciembre
 Hay quien llama juego a la suerte y aquel año
 la suerte vistió un doble juego:
 Un tal Gabino, en España,
acertó catorce a la quiniela.
Gracias a Dios no más acertantes
y gracias a los contribuyentes
30 millones de pelas..

 De un 0 más a la derecha
 y cambiando pesetas por yenes
 fue el robo más grande
- irresuelto hasta la fecha -
de la historia del Japón.
 Señor anónimo también
agradece a los contribuyentes.

 *A libertad y utopía sabe el 68
cuarenta y un años después.
 Escéptico lector hay ocasiones
donde las utopías dejan de serlo
 y en un ver para creerlo
 sencillamente van y se cumplen:

Día de nochebuena

 El ser humano consigue ver la cara oculta de la luna.




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martes, 21 de abril de 2009

MUÑECO DE NIEVE

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Se acerca mi final.
 El sol avanza y pronto refulgirá en su trazo sofocante.
 No quisiera adolecer a esos niños que perfilaron mi invierno
 así me desapareceré de sus vidas
 con una pieza de sandía por boca
 sin dejar de sonreírles.
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¡ SALUD !

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El doctor Paradoja brindó por lo hermoso de la vida segundos antes de apurar todo el veneno de su copa.
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ENCUENTROS

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Al doblar la esquina encontró la muerte y se juró no volver a pasar por esa calle..
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LA PLAYA

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No hubo dinero para viajes durante la posguerra y en sus 68 años de vida siempre soñó con conocer el mar. Ahora, con sus pies hundiéndose por fin en la arena, maldecía el edicto que había sembrado en aquella orilla, un hotel cinco estrellas.
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lunes, 13 de abril de 2009

A un niño soldado..

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Es la segunda vez que Marzo desaparece dejándome enterrada bajo tierra
 a tres metros del suelo que pisas.
 No sabes aún, niño soldado, aspirante a las hojas del laurel de la victoria, que en un pueblecito de Rusia vive el hombre al que más miedo consigue despertar la muerte.
Él es inventor, el oficio mejor pagado que existe, y el creador de uno de los ingenios más importantes del siglo XX.
Se llama Mijail Kaláshnikov quien  - emulando al doctor frankestein -
- primero que se pusieran de moda las patentes -  tituló a su criatura con el mismo nombre que usaba él para ser llamado.
Antes contaban las viejas, ahora lo hacen las estadísticas, y según ellas,  ni bombas atómicas, ni rifles, ni tanques, ningún otro descubrimiento en el mundo ha servido para matar más vidas de mujeres y hombres.

 El anciano ruso intuye que, si es cierto lo que algunos dicen y hay un dios allá en los cielos, éste difícilmente va a querer perdonarlo.  Por ello que jamás desayuna con el noticiario.
 Vive, desorientado y negligente, ignorante del planisferio de guerras, en su hogar de terruño. y presiente que  viviendo con recato, remoto al beneficio que su vástago fusil de infantería podría darle, redimirá su gran pecado de haber obsequiado a la muerte con la más elegante de sus guadañas.

 Él sabe algo que yo sé, algo obvio que nadie ha confesado a los niños soldados del mundo, 

 que en las tumbas de los cementerios no hay buzones de correos


no llegan sobres de felicitaciones ni coronas de gloria, y el servicio postal del campo santo – perdonen lo facilón del chiste - está más muerto que vivo.

El anciano que no podrá llevarse consigo la orden de la estrella roja, sabe, en cambio, que su lugar de destino

amén de residencia
paradero de vidas
hogar de hogares
su colofón,
su epílogo,
su desinencia,
será la misma de aquellos que cayeron fulminados por su retoño
quien le otorgó por siempre, renombre y gloria.
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domingo, 29 de marzo de 2009

Remiendos

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Me gusta coser. Yo misma me hice este cuerpo. 
Anterior a este tuve otro 
que cosí con un acervo de hilo
 trenzado y negro
comprado al por mayor allá
en ciudad de México.

 A veces se deshilaba 
a veces algún brazo
y debía apresurarme a remendarlo.
Las articulaciones eran
– como habrán presentido –
la zona más ardua. 
 Por falta de subterfugio, 
debía zurcir a veces
a veces, una rodilla 
con crin de jamelgo
o mechón de cabra.

 Las agujas que afligen lo hacen 
dependiendo del asedio, 
una puntada mal dada
por ejemplo en el pecho 
es un pesaroso calvario
además de una putada,
y gusto más, en esas zonas,
de usar la máquina que condenó lo humano
con su pespunte sempiterno.

Tras mi viaje a México,
aquejé la explotación de la mujer en las maquilas
hilvanándome dos lágrimas 
de luto a mis ojos, 
cosidos con la fina 
pero ágil hebra del abismo. 

Las lágrimas pendían de un    
 h                                              
 i                                                
e                                              
 l                                                
o
(el cual amenazaba quebrarse con la derrota del invierno)

 El declive llegó
años más tarde 
con la invasión de las barbies,
esa cintura de plástico me declaró insolvente
perdiendo la fe de quienes
cotizaban más al alza
la silicona protuberante
que el añejo entorchado. 
 Dictaminé entonces cambiar de piel
y de vida,
eché curriculum y encontré trabajo
en la sección de muñecas hinchables.                

Los hay quienes cuentan los amores como derrotas, 
pero me atribulan ustedes
mis queridas muñecas de plástico          
lejos                                              de los abrazos efímeros,

        (ausentes ellas)  de mis naufragios nocturnos.
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jueves, 12 de marzo de 2009

Parte de robo.

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En aquella estancia se encontraban dos: A él, un policía a punto de jubilarse, lo habían destinado hacía quince días al departamento de la estación de trenes de Segovia. Ella, la mujer, tan sólo miraba el fulgurar de una bombilla.
 - Muy bien señora, dígame..¿qué le han robado?

 (Y ella abismada..) - El corazón.. la vida.. qué se yo.

 - (al policía se le escapó un gruñido) cuénteme detalladamente cómo sucedieron los hechos..

 - Verá, yo estaba sentada en el andén 18, esperaba un tren que debía llevarme a Palencia, mi familia vive allí de siempre y hoy era el cumpleaños de mi tio Ermidas. Le encanta invitar a todos los sobrinos, fíjese que hasta venía uno desde Tolouse...

 - Estaba usted en el andén 18.. - interrumpió el policía.

 - Eh..sí - continuó turbada la mujer- estaba sentada en el andén 18 cuando sentí el repentino silbar del tren, me alcé amarrando mi bolso, ya sabe usted la mala fama de esta estación..

 (el policía asentía con los párpados bajados)

 -.... mientras revisaba que el bolso estuviese bien cerrado, sentí una colisión con un cuerpo vigoroso, hercúleo, después de eso sólo recuerdo el foco de su mirada ensordecedora, el rubor de mis mejillas y su sonrisa concluyente.

 - ¿Podría precisar más la descripción del individuo?

 - No podría decirle cómo era, sólo que me atracó a mano armada - contestó ella afanosa.

 - ¿podría decirme entonces cómo no era?

 - No era para mi - dijo con aires de renuncia. - ¿lo atraparán?

 - ¿tenía muchas cosas de valor en su corazón?¿un novio, un marido, tal vez un amante?

 - Ninguno de los tres señor policía, pero sí una vida apacible de sosegada calma.

 - Muy bien señora, no le negaré que a este tipo de elementos es difícil echarles el guante,
 Y despidiéndola bajo el portón - pero la mantendremos informada..

 Luego volviéndose hacia su compañero de guardia:
 - Ya van diez en lo que va de semana Felipe, ¡quién me mandaría a mi dejar la jefatura de Cuenca! ¿Por qué todo el mundo deja arrebatarse el corazón en las estaciones de trenes?
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sábado, 28 de febrero de 2009

Finales trágicos

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El 27 de Octubre de 2009 disparé por primera vez contra Aurora. Ella rodó sobre su costado derecho, con más ostentación que elegancia, desordenando su tupida cabellera rubia sobre la superficie del escenario. Como sucedería todas las noches desde aquel jueves, tras el crimen llegó la aclamación de la concurrencia, que abandonó el teatro en bisbiseos minutos más tarde.
Jamás sucedió, pero si alguno  de ellos hubiese girado la vista me habría sorprendido erguida bajo el foco intermitente, esperando a Raúl el conserje, quien me ayudaría a preparar la mezcla de fosfato trisódico,  con la cual - como sucedería todas las noches desde aquel jueves - limpié las salpicaduras de perjurio de sangre.
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miércoles, 18 de febrero de 2009

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Érase una vez un campo, en la década de los cuarenta, donde la gente podía ir a vivir sin pagar una hipoteca. Lucían verdes los jardines delanteros y la nieve vestía la llanura de su frescor azucarado durante el invierno. Cada día, desde el horizonte, se divisaba silbante un ferrocarril transportando nuevos inquilinos a las puertas del terreno. En la encrucijada de dos caudalosos ríos, la constructora alemana había levantado casitas de arcilla roja donde habitaban reunidas las familias. La urbanización tenía baños - pocos, pero menos es nada - y seis enormes cocinas funcionando noche y día a todo gas...

 Todavía hay quien dice que lo de Auschwitz fue un cuento no recomendado a menores de 18. Eso debieron pensar los gobiernos de la época, que se cruzaron de brazos a sabiendas de la hecatombe humana que estaba produciéndose.
 - un MISTERIO - asevera la guía turística, que no osa decir VERGÜENZA a riesgo de parecer indecorosa o políticamente incorrecta.

 un MISTERIO es saber QUIÉN nos roba las palabras...
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Pasos de nieve

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Me encuentro en la puerta de embarque de un avión que en breves partirá hacia Atenas, con un periódico alemán y un café gratuito en la mano, de esos que como buena española nunca rehuso.

Faltan tres horas y pico para mi viaje de vuelta a Madrid y a otros asuntos que dejé suspendidos.

Ahora estoy en Munich aunque esta mañana el sol me despertara en Varsovia, entre graznidos de pájaros negros. Tan negros que parecen insultar al blanco invernal polaco. Tan inquietantes como para merecer el apelativo que acostumbran: Kafka.

(Hay nombres deliciosamente maravillosos).

Tardaré una primavera en sacarme este regustillo a zubrówka de las encías. Tardaré sin embargo, veinte, en dejar de esperar la llegada del tranvía. El ferrocarril urbano con billete al siglo pasado, del que no bajan los mismos que suben.

-Hay dos tipos de cosas: las que cambian y las que te cambian- pienso mientras evoco el crujir de los pasos de nieve. Yo no sabía que la ausencia de frío en el cuerpo pudiese congelar un alma.

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jueves, 8 de enero de 2009

¡Dios salve a América!

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Al sur de Manhattan, en el centro del Downtown, hice, a pesar de no llevar cámara, mi mejor fotografía.

La imagen, revelada en el cuarto más oscuro de las desesperaciones, tiene amargo sabor a gasolina y billete de dólar:

[ Postrada en la sucia avenida, rodeada de bolsas de basura

y alguna curiosa rata neoyorquina, - acaso

compadeciéndose de ella -,una mujer, una homeless,

parece pedir limosna.

A su lado, para las monedas, un recipiente cochambroso

de madera. Y en él dibujadas - orgullosas -,

barras y estrellas

de la bandera americana ].

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Alejandro Magno

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- El mundo es tuyo - Observó con la más amplia de las sonrisas, el consejero sabio.

- Pero qué tristeza - contestó Alejandro - llegar a una ciudad donde nadie espera para echarse en tus brazos.

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Línea 6

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Me despierta una sacudida. Al entornar la vista, una pistola rosa está encañonándome. El sujeto la aparta de mí retornando - Diego de León - a su asiento. A su izquierda, tras un ojo de cristal, ríe socarronamente la madre. Los dos giran sus cabezas bruscamente al escuchar un compás de pasodoble. Un joven da los sostenidos de su órgano - Manuel de Becerra - sobre teclas de colores. La señora de mi derecha (¿búlgara?, ¿rumana?, ¿albanesa?)sale disparada hacia el pasillo - General O'Donell - para echarle unas monedas. Entretanto observo a una chica de parecida edad a la mia. Lleva la maleta solapada al cuerpo, y una señal de: "no se acerquen, alarma incorporada", inscrita en la mirada. He saltado una parada distraída. Me levanto cuidadosamente, no quisiera despertar al hombre que - Conde de Casal - ha hecho de mi hombro su almohada.

 Recorro la línea 6 de metro, aproximadamente ocho veces cada año. Cada año fugitiva, hermética, sudorosa, trastornada.. nostálgica, difusa, impertérrita, torpe, muerta en vida, rezagada, itinerante.. Y siempre ellos. Los mismos. Siguen viajando infinitamente, apareciendo en el minuto exacto, en ese tren de cartón-piedra.
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Mc Donald's

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Se disponía a guardar el fonendoscopio en el maletín de cuero..

- Su salud y la de sus hijos, señor Conde, es inmejorable. Dígame, ¿cómo hacen para estar todos tan sanos?

- Muy sencillo doctor: sangre de liebre.

 El médico, boquiabierto, no atinaba las palabras, - ¿san-san-sangre de liebre dice?

- Sí doctor - afirmó el Conde - desde que el ser humano inventó el McDonald's la familia Drácula ha cambiado de dieta.
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martes, 6 de enero de 2009

El tabloide

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Nunca nadie se sintió tan importante como él esa mañana. Los madrugadores reticentes detenían sus prisas para contemplarlo.

No era para menos: Obama, recién electo. Y él, triunfante, lo lucía en su portada.

Era la comidilla del barrio, discutido y disputado. Arrebatado de unas manos a otras.
Fue tras unas horas cuando -algún cliente apresurado- lo dejó olvidado sobre la barra, junto a una taza de café vacía.

Lo mancilló primero una niña, que para hacerse un sombrero pirata, arrancó la sección de economía.
Un anciano, después, durante la partida de cartas, escurrió en él la lluvia de su paraguas.

A la hora de cerrar, esa misma tarde, el camarero barría los escombros. Rescató unas pocas hojas que habían engullido las cerdas del cepillo y pensó en reciclarlas. Fue entonces que observó un aura de grandeza maculada. Algo como un prestigio moteado que emanaba del diario le disuadió de hacerlo.

 Acabó, años más tarde, sirviendo de aislante en una caja de cebollas.
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lunes, 5 de enero de 2009

Ha comprendido que la vida no es sueño

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Ha comprendido que la vida no es sueño.Que su sonrisa no es el único gajo de entre los granos de la fruta.
Que el paso del tiempo fue desempolvando la herrumbre que fingía aletear a las mariposas.

Alguien le hizo ver, bien niña, las tuercas del columpio con el que saludaba al sol todas las tardes.
Hasta el loro brasileño que sorteaban los jueves en la tómbola de ferias tenía bajo el ala un compartimento de alcalinas.

Aun así, cuenta en su haber con el don extraño, ilícito, de soldar las visagras del día a día con un hierático
tormento de esperanza. No equivocándose jamás de puerta ni destino.

Almenos para mí, que fui empleada del mes para su fábrica de sueños en Portaventura.
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Con imágenes de: Scrappingmar©

 
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