domingo, 30 de mayo de 2010

Persecución

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Desde Ícaro Incombustible...      http://revistadearte.blogspot.com/


Habito en una pesadilla. Me persiguen, insaciables, los lobos.
Si abriera si quiera un segundo mis ojos, ellos desaparecerían, aunque desde este instante he decidido mantenerlos cerrados. A veces, en el período sempiterno que el acosamiento dura –un descuido sería fatal por mi parte-, creo sentir su aliento acechando en mi nuca, los contornos de sus prolongadas sombras, ciertos quejidos, algún aullido a destiempo, un crujir como de hojas secas,
el sol del atardecer tiñendo de rojo los arrozales, abastecidos, disgregadores, hasta que la noche se cierne
y la oscuridad instaura sus propias normas.

En la negrura más espesa, allí donde residen las sombras, te preguntas por qué mis depredadores nunca cesan en su empeño. Yo sé que es inútil esforzarse en despertar mientras se prolongue el hostigamiento, como en un orden irrevocable, con el hambre perpetuamente engendrado,
porque confieso que eres tú, lector, la presa de esta caza, es a ti a quien acorralan las bestias
cada vez que lees este cuento.
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