sábado, 28 de noviembre de 2009

El síndrome de Marilyn

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Desde que la reina mala de Blancanieves pasó por el trance diario de enfrentarse a un espejo, muchas mujeres, a lo largo de la historia, han hecho de ese trance su agónica rutina. Algunas toman decisiones drásticas apenas la primera arruga se les revela; la que no se hace adicta al bisturí, invierte una fortuna en antidepresivos. Sólo las más osadas se quitan la vida, dejando claras su preferencias:
- Antes muerta que vieja, o Mejor sin vida que sin belleza.
En 1962 la mujer más deseada del mundo se apartó de la vista de todos a prueba de barbitúricos. Puede que no soportara el hecho de pasar a un segundo plano, de tener que ceder su corona de diva en el gran certamen internacional.
Ella dejó la realidad y optó por el mito.
A la orden del día, en todas las mesas, se debate ardorosamente sobre los derechos de la mujer. Sobre sus deberes no se enciende la mínima chispa. Pero el deber de estar bella continúa pesando como un muerto y nos atrofia los pies con que torpemente avanzamos.

2 comentarios:

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Anónimo dijo...

Hace poco, tuvimos una reunión unos amigos, donde el tema de debate fue, "cómo nos la metieron doblada las feministas", es más fácil hablar de esto con personas del día a día que con mujeres que luchan por derechos.
Por cierto, me encantan las ovejas que viven en el mundo histérico

Unknown dijo...

Tu belleza interior no se refleja en un espejo
no hay bisturi que pueda extirpar el tesoro que vos llevas dentro

 
 

Diseñado por: Compartidísimo
Con imágenes de: Scrappingmar©

 
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